LA LITERATURA ESTÁ EN LA VIDA

Siempre me gustaron los balcones.
El balcón te permite elegir tu exposición. Es un espacio interior que se asoma al exterior. Que se muestra y se reserva.
Hay días que lo utilizas de observatorio. Miras sin ser visto, entre visillos, manteniéndote resguardado.
En días señalados, el balcón se abre de par en par. Voluntariamente te muestras, te haces presente, se convierte en un espacio público, de participación y comunicación.
Los hay engalanados y humildes. Primaverales y veraniegos.
Solitarios y concurridos. Ocupados por objetos, plantas, enseres y personas.
Descarados y discretos.
Mi imaginario me lleva al balcón en el crecí: más bien pequeño, cercano a la calle, tanto que se puede dar la mano al amigo reencontrado, hablar en susurro y compartir risas y confidencias. Pero que llegada la noche se cierra a cal y canto.


viernes, 25 de marzo de 2011

Las culturas campesinas

El despoblamiento de las zonas rurales, que se produjo de forma mayoritaria a partir de los años 50 del siglo XX en nuestro pais, llevó aparejado la paulatina desaparición de la cultura (o culturas) campesina.
Durante siglos las comunidades campesinas, en interacción con su medio natural, propiciaron multitud de soluciones propias, usos y costrumbres, que conformaron una cultura, una identidad genuina y compartida entre los pobladores de los hábitats limitados tan solo por el relieve.
El abandono de estas formas de vida y la expansión de la cultura industrial y capitalista, ha conllevado la desaparición de multitud de oficios tradicionales. A la vez, esto ha supuesto una ruptura intergeneracional que ha colocado en riesgo de extinción toda una forma de vida.
Empoderar hoy los oficios y las culturas tradicionales es un ejercicio necesario que podrá ayudar a salvar "in extremis" todo un acervo de saber y de cultura.

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